sábado, 5 de octubre de 2013

SAN FRANCISCO DE ASÍS

Nació en Asís (Italia) en 1182 (siglo XII). Su madre se llamaba Pica y su padre era Pedro Bernardone, un rico comerciante de telas. A Francisco le gustaban las fiestas y las juergas con los amigos. Para buscar la gloria luchó en el ejército para defender a su ciudad contra Perugia. Francisco fue hecho prisionero y estuvo un año encarcelado. De regreso a casa, cae enfermo y durante el tiempo que dura su enfermedad, reflexiona sobre su vida y el rumbo que quiere darle. Cuando se recupera, vuelve al ejército, pero antes de llegar al campo de batalla, oyó una voz en sueños que le pedía que volviera a Asís. Francisco se vuelve a su ciudad. Allí medita y se va convenciendo del cambio que debe dar a su vida. Un día se encuentra con un leproso, y a pesar del asco que siente al principio, se acerca a él, le da una limosna y lo besa. Desde ese día comenzó a visitar a los enfermos en los hospitales, a los pobres, y regaló todo lo que tenía. En la capilla de San Damián, que estaba en ruinas, encuentra un crucifijo ante el que reza. A Francisco le parece oír que Jesús desde ese crucifijo le pedía que reconstruyera la capilla; así que vendió su caballo y las telas de su padre para conseguir dinero y poder reconstruirla. Pedro Bernardone, el padre de Francisco, denunció a su hijo ante el obispo. Este obliga al joven a devolver el dinero a su padre, y Francisco no solo le devolvió el dinero, sino que se desnudó y le dio hasta su ropa. El obispo le dio un vestido de jardinero: una túnica de tela ordinaria, amarrada a la cintura con un cordón. Francisco trazó una cruz con tiza sobre la tela, y este será el traje que vestirá el resto de su vida. Consiguió reconstruir San Damián pidiendo limosna. En la misa del apóstol San Matías, escuchó las palabras del evangelio en las que Jesús manda a sus apóstoles a anunciar la Buena Noticia, pidiéndoles que no lleven nada para el camino: ni pan, ni dinero, solo un vestido y unas sandalias. Francisco tomó esas palabras al pie de la letra y decidió vivir como Jesús en la más estricta pobreza. Poco después se unen sus primeros compañeros: Bernardo, Pedro y Silvestre. Después se juntarán otros más. Cuando son doce, acuden a ver al Papa para que apruebe su nueva comunidad y sus reglas: vivir en pobreza, en comunidad y como Jesús. Al principio el Papa se negó, pero ante la insistencia de Francisco y sus compañeros, dio su aprobación. Clara, una joven de Asís, se sintió atraída por la vida de pobreza, oración y alegría de Francisco y sus seguidores, y decidió vivir como ellos. Con Francisco fundó las hermanas Clarisas, que hoy se extienden por todo el mundo. Francisco amaba la naturaleza, todos los seres vivos, a los que llamaba hermanos. Francisco fue el que creó el primer “belén” para celebrar la Navidad. Hoy día los franciscanos se extienden por todo el mundo.

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